Durante los ultimos años, los gobiernos han implementado cada vez mas sistemas de vigilancia
La vida privada del individuo es secretamente capturada, mapeada, recopilada y poseída en efigie por una cábala de operaciones comerciales privadas: la industria de la seguridad.
Irónicamente, a medida que las comunidades se desintegran y cada vez somos más los que nos encontramos perdidos en una masa de consumidores sin rostro, los únicos con los que podemos contar para interesarse por nuestras vidas son los encargados de hacer cumplir las leyes que rigen los espacios destinados al consumo, estas medidas de seguridad opresivas sólo son necesarias cuando la riqueza y el poder están distribuidos de forma tan injusta que los seres humanos no pueden coexistir en paz. Los que supervisan estos sistemas de seguridad se equivocan cuando afirman que hay que establecer el orden para despejar el camino hacia la libertad y la igualdad, lo cierto es lo contrario: el orden sólo es posible como consecuencia de la convivencia con libertad, igualdad y justicia para todos. Todo lo demás es simplemente represión. Si las cámaras son necesarias en cada esquina, entonces algo está fundamentalmente mal en nuestra sociedad.
La eficacia de estos dispositivos para reducir la delincuencia es, en el mejor de los casos, dudosa, y los casos de uso indebido por parte de las autoridades públicas y privadas han suscitado serias dudas sobre la vigilancia por vídeo en el espacio público.
Reconozcámoslo: todos hacemos cosas que son perfectamente legales, pero que no queremos compartir con el resto del mundo. Besar a tu amante en la calle, hacer una entrevista de trabajo sin que lo sepa tu empleador actual, visitar a un psiquiatra... son actividades cotidianas que constituyen nuestra vida personal y privada. Aunque no hay nada malo en ninguna de ellas, hay razones perfectamente válidas por las que podemos optar por mantenerlas en secreto ante los compañeros de trabajo, los vecinos o cualquier otra persona.
La noción de "sociedad de la vigilancia", que en su día fue una caricatura de los regímenes comunistas al estilo soviético, se emplea ahora sin ironía para describir la vida urbana moderna en supuestos bastiones de la libertad personal como Estados Unidos, Reino Unido y Canadá.
La sociedad-prisión es, en primer lugar, un modelo social autoritario de la era de la información, ya que las tecnologías de la información y las nuevas ciencias son la clave de su progreso y evolución infraestructural. La sociedad carcelaria no es solo el régimen de cámaras de vigilancia, bases de datos, comisarías y prisiones "inteligentes", es la planificación urbana, la biometría, los chips inteligentes sin contacto, el etiquetado electrónico y el reconocimiento de patrones. Es mapeo satelital, ejércitos de seguridad privada, drones automatizados y aviones fronterizos no tripulados. Es la universalización de los sistemas de bienestar social, la banca y los servicios corporativos. Es análisis de voz telefónica, CCTV de alta definición, sistemas de reconocimiento facial,escalón _ Son listas negras de 'subversivos', 'criminales', 'inmigrantes' y 'terroristas'. Son conceptos y mensajes virales de los poderosos, transmitidos directamente a tu cabeza las 24 horas del día, reprogramando tu realidad a través de la televisión, los periódicos, la publicidad, la radio e Internet.
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